Nacido
en Chicago, una de las grandes cunas de la música del siglo XX,
MARSHALL TITUS se fue convirtiendo en uno de los referentes de una
nueva generación soul/pop de su ciudad natal que, aunque no llegó a
alcanzar el esplendor internacional de épocas anteriores, recogió
los pedacitos del olvido y abrió su propio camino. Sus padres
colocaron un piano cerca, después el coro de la iglesia y los grupos
del instituto prendieron la chispa de la pasion musical. A finales de
los '80 ya había alcanzado la final del primer gran programa
cazatalentos norteamericano, Star Search, y su talento había sido
reconocido con tres nominaciones por sus papeles en los musicales
'Dreamgirls' y 'Jesus Christ Superstar'. En esta primera etapa puso voz a
jingles para marcas como Coca-Cola, participó en una película con
Ice-Cube y visitó por primera vez Europa. Allá por 1986 se
estrenaba 'Mort un dimanche de pluie', una película francesa cuyo
representante pasó por Chicago en busca de voces y fue
inmediatamente dirigido hacia Marshall, quien acabó cantando tres
temas de la banda sonora y grabando en París.
Tardó
diez años en volver a cruzar el charco con motivo de la
representación de un musical en Colonia (Alemania). Aquí ya hubo un
ligero flechazo de inspiración. Escribió unas cuantas canciones
durante su estancia e incluso llegó a pensar en quedarse un tiempo.
De vuelta en Chicago recopiló en un album temas escritos a lo largo
de una década, se encerró en su estudio y grabó su primer trabajo
en solitario: Titus vol.1 (1999). Él mismo reconoce en el disco la
falta de un hilo conductor que uniese composiciones tan lejanas en el
espacio y el tiempo, por lo que, cuando surgió la ocasión de
reeditarlo, no dudó en darle una nueva oportunidad para redondearse.
Entretanto ya había iniciado su carrera como cantante y compositor.
Su segundo trabajo llegaría en 2003 bajo el título The reality of
dreams haciendo gala de gran sensualidad y del dominio de sus cuerdas
vocales.
En los
años posteriores publicaría diversos singles. Uno de ellos fue 'I
will' (2010), una canción que abre los ojos a la realidad del VIH.
Poco después grabó un video que sobrecogió y conmovió a muchos de
los que conviven con esta enfermedad en su sangre o en sus corazones.
Por este motivo fue invitado al festival solidario Sing4life que se
celebró en Hamburgo en 2012. Nunca llegó a usar su billete de
vuelta a los Estados Unidos.
Tras
una etapa de adaptación, nuevos contactos y mucho trabajo, Marshall
Titus se ha reinventado a sí mismo, ha exprimido positividad y
cariño y ahora, que confiesa sentirse más libre que nunca, su
poderosa voz ha echado a volar sobre las nubes de la ciudad
hanseática. Una vez más se ha dejado impregnar por el buen hacer de
artistas locales, tanto con su actual banda con Julie Schmiedeberg
(guitarra) y los hermanos Mathias (bajo) y Michael (percusión)
Grimm, como con la colaboración musical, grabación y masterización
de Bente Faust (Off Ya Tree Studio). Así ha conseguido uno de los
grandes trabajos de su carrera. Grandes melodías y ritmos dispares
combinados con acierto, donde cada uno de sus trece temas tienen el
poder de atraparte. Cantando desde el corazón, con letras que quitan
la respiración, dando rienda suelta a sus capacidades vocales y
usando bien las tablas acumuladas consigue un toque íntimo que
conquita y conmueve. Un exitoso maridaje con la pista de baile o con
un acústico en un pequeño café. Este tercer LP es 'S.A.L.L.'
(2016).
Cada
palabra cobra el peso de su significado más profundo cuando sale por
los labios de su alma en forma de canción, como si nunca antes
hubiera sido usada, como si por primera vez entendieras lo que
representan palabras que otros han desperdiciado en letras vacías de
sentimiento. Quizás por aquello de transcribir lo que ocurre en sus
entrañas cuando una melodía le agarra por dentro. Quizás por
guardar máximo respeto y devoción al poder de la música. Quizás
por elegir cada dia ser y vivir como un artista, lleno de curiosidad,
con ganas de sorprender y aún más de ser sorprendido, con la
vitalidad de un niño insaciable por descubrir y sentir. Sin miedo de
saltar al vacío y sin perder las canas de la expeiencia. Su
conciencia social envuelve su música de compasión, de comprensión,
de rebelión, de ánimo, de alegría.
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